El mejor momento para tomar los zumos de hortalizas es entre
horas, a modo de aperitivo o de tentempié refrescante. De esta forma, la
densidad nutritiva de la mezcla de vegetales -que no es mucha en cantidad, pero
sí en variedad y calidad-, se aprovecha al máximo. Entre el 80% y el 90% del
volumen de las frutas es agua.
Seguido del zumo, si apetece, se puede comer una fruta rica
en vitamina C, como un tazón de fresas, un trozo de melón, una naranja o piña.
De este modo, se duplica o triplica la absorción orgánica del hierro de los
jugos vegetales, en particular, de las verduras verdes.
En cuanto a los aderezos que se añaden al zumo de hortalizas para
hacerlo más digestivo (como un toque de jugo de limón, un chorrito de aceite
virgen extra o un toque de pimienta), pueden complementar y enriquecer la
fórmula o todo lo contrario: desvirtuarla por completo y restarle todo su
interés nutricional. Un punto de sal es interesante para equilibrar el elevado
aporte de potasio de los vegetales. El problema es hacer un abuso de este
condimento, ser exagerado con los vinagres o añadir crema de leche, leche o
yogur a estas preparaciones vegetales. Cuanto más natural sea el zumo y menos
condimentos lleve, más saludable resultará y más se apreciará el sabor
original.
¿Te animas a probar las verduras de esta forma? ¿Qué combinación de verduras utilizarías?
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